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Arcángel San Miguel
01 Anónimo,
Fecha: 1700-1799
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Arcángel San Miguel
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
01 Óleo sobre tela
Sólo ángeles. Iconografía angélica en el arte colonial iberoamericano. Buenos Aires: Museo de Arte Hispanoamericano, 1995.

Colección Raúl Bulgheroni
Argentina
Buenos Aires
Argentina
Buenos Aires
N/A

Ángeles
Coro Arcángeles
Miguel
Rollo
N/A


Ángeles
Armadura
Cielo
Corona
Mundo
Sol y luna
Querubín
Celeste / Terrestre
Historia de vida de santos
Sin donante
Inscripción
Inspiración en Nuevo Testamento
Quis ut deus
Alas
Ángeles
Corona
Cruz
Joyas
Manto
Mundo
Nube
Pluma
Rayo
Rollo
Rompimiento de gloria
Sol
Escena: simple
Personaje colectivo
Personaje: desnudo parcial / total
Personajes: Sagrados


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
62 qn3 18 8189 copia 62 QN3 18 Leviter Tangit - Manejar un asunto retórico de manera leve.
0862 anonimo sor ana mar%c3%83%c2%ada de san francisco y neve xviii mx copia 01 Posición: de Pie
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Arcángel Miguel
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No

Según la tradición, San Miguel Arcángel fue considerado como príncipe de la Iglesia Católica, jefe de los arcángeles, el Ángel del arrepentimiento, de la justicia, de la misericordia y de la santificación. Al igual que defensor de los hombres y custodio de toda la Corte Celestial. Ostenta el título de “El más grande” de todos los ángeles, tanto para la religión cristina como para la judía y la musulmana. Originalmente fue adorado por los calderos quienes lo adoraban como si fuera un Dios. De allí vendría la inscripción “Quis sicut Deus” que aparece en varias de sus representaciones y que traduce “Quien como Dios”, que quiere decir Miguel. En la Iglesia Católica el culto a San Miguel empezó en la época del Papa Gregorio el Grande, hacia el año 509, como consecuencia de una peste de la que los libró el Arcángel. Una de sus principales apariciones fue datada por Pedro de Rivadeneira, en su libro Flos Sanctorum, en el monte de Gargana; lugar en donde fue edificado un templo en su nombre y celebrada su fiesta, entre el 19 y 20 de septiembre.