6873

Id:6873

Visión de Santa Teresa de Jesús
01 Anónimo,
Fecha: s.f.
Download

-12.047379
-77.040253
-12.044693
-77.041626

Visión de Santa Teresa de Jesús
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
N/A
Fotografía Cristina Cabrera

Iglesia de San Pedro, Jesuitas
Peru
Lima
Peru
Lima
N/A

Santos
Santas
Santas Fundadoras de órdenes
Teresa
Visiones de Teresa


Carmelita
De rodillas
Espíritu Santo
Monja
Monjas
Mujer
Mujeres
Órdenes femeninas
Órdenes religiosas
Santa
Santas
Visión
Celeste / Terrestre
Historia de vida de santos
Sin donante
Ninguna
Martirologio, santoral/Flos sanctorum
Altar
Espíritu santo
Flores
Flores blancas
Habito eclesiástico
Látigo
Manto blanco
Nimbo de luz
Nube
Túnica Café
Velo
Edad: adulto
Escena: compuesta
Género femenino
Personaje individual
Personajes: Sagrados


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

23a brazo cruzado 23A brazos cruzados
4729 anonimo catalina flagelandose xviii ar copia 03 Posición: Arrodillado
N/A
N/A
N/A
Teresa Santa
1582-01-01
1614-01-01
1622-01-01
No

Nacida en Ávila en 1515, Teresa de Jesús, o de Ávila, entró a los dieciocho años en el monasterio carmelita de la Encarnación de Ávila (España); hija de Antonio Cepeda y Beatriz de Ahumada. Realizó grandes actos de penitencia, oración y sacrifico; usaba siempre silicios con los cuales flagelaba su cuerpo, además de hojas de lata, ortigas y llaves. Se interesó fundamentalmente por los historias de los santos mártires, al punto de concertar con su hermano (cuando aún era una niña) para salir de su casa y viajar a África para ser martirizada en nombre de Cristo ante los Moros. Pero cuando habían avanzado en su camino, su tío los encontró y en seguida los hizo regresar, no pudiendo así lograr su cometido. Fue una gran mística, distinguiéndose por sus visiones, éxtasis y elevación de su pensamiento. Logró llevar a cabo la reforma de la orden de las carmelitas descalzas a la que pertenecía y fundar su primer convento reformado en 1562, colocado bajo la invocación de san José en Ávila. Entre los éxtasis y las visiones que describió ella misma en sus obras, figura la Transverberación, o traspaso de su corazón. Este éxtasis tuvo lugar hacia 1559. Un ángel –como lo referencia el texto Duchet-Suchaux y Pastoreau- de la orden de los serafines se le apareció “viole en las manos un dardo de oro largo y al fin de él me pareció tener un poco de fuego; éste me pareció meter por el corazón algunas veces (…) y me dejaba toda abrazada en el amor grande de Dios”. Otra visión célebre es aquella en que una paloma con alas llenas de escamas de nácar comienza a planear sobre su cabeza, la víspera de Pentecostés; al igual que el momento en el que san José y la virgen le ofrecen algunas prendas de vestir. Muchas de estas visiones y otras que aparecen relatas en sus escritos, fueron esenciales para establecer los elementos iconográficos que identifican a santa Teresa.