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Santa Rita de Casia
Rivera, Felipe de
Fecha: 1765
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Santa Rita de Casia
Rivera, Felipe de
No
01 Óleo sobre tela
GORI, Iris y Sergio Barbieri. Patrimonio artístico nacional: inventario de bienes muebles: provincia de Salta. Buenos Aires: Academia Nacional de Bellas Artes, 1988.

Colección particular
Argentina
Salta
Argentina
Salta
N/A

Santos
Venerables y beatos
Rita de Casia
N/A
N/A


Cortinaje
Devoción
Estigmas
De rodillas
Interior
Mujer
Hábito
Terrestre / Interior templo
Historia de vida de santos
Sin donante
Ninguna
Martirologio, santoral/Flos sanctorum
Corona de espinas
Crucifijo
Edad: Anciano
Escena: simple
Género femenino
Personaje individual
Personajes: Sagrados


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

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N/A
N/A
N/A
Rita de Casia Santa
1457-01-01
1627-01-01
1900-01-01
No

Nació en Mayo del año 1381, en Casia, Italia, un año después de la muerte de Santa Catalina de Siena. Su verdadero nombre era Margarita, pero desde muy pequeña la llamaron Rita, y así fue conocida durante gran parte de su vida. Si bien quería ser monja, los padres la casan con un hombre que la maltrata. Tras dieciocho años de vida en común, Rita logró convertir a su marido, pero poco tiempo después éste murió asesinado. Rita perdonó a sus asesinos, pero no hicieron lo mismo sus hijos, que pensaban vengar su muerte. Así, la santa con un amor heroico por sus almas, había suplicado a Jesucristo que ambos adolescentes murieran, porque temía que pudieran mancharse con el pecado mortal. Al estar sola después de la muerte de sus hijos, decide ingresar al monasterio de María Magdalena de Casia, para llevar una vida monástica. Su intensa devoción mística a la pasión de Cristo fue coronada por un milagro: mientras escuchaba la predicación del santo Santiago de la Marca, el viernes santo, recibió los estigmas de una de las espinas de la corana de Cristo en su frente. Esta herida se infectó, y la obligó a vivir aislada en su celda, a excepción de una breve peregrinación a Roma, durante la cual milagrosamente la herida cicatrizó, para volverse a abrir a su regreso. Poco tiempo después, y tras sufrir una larga enfermedad, Rita muere y a partir de ese momento comenzó su fama de taumaturga. Es conocida como la poderosa abogada de las causas imposibles.