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Religiosa Ana de los Ángeles Monteagudo
01 Anónimo,
Fecha: 1600-1699
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Religiosa Ana de los Ángeles Monteagudo
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
N/A
TORD, Luis Enrique. Arequipa artística y monumental. Lima: Banco del Sur del Perú, 1987.

SD
Peru
Arequipa
Peru
N/A
N/A

Retrato
Retrato femenino
Monjas
Monjas cuerpo entero
N/A


Árboles
Monja
Naturaleza
Santo
Terrestre / paisaje
Retrato secular y religioso
Monjas y/o clérigos
Ninguna
Imagen al natural
Flores
Rosario
Edad: Anciano
Escena: simple
Género femenino
Imagen dentro de la imagen
Personaje individual


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

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2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
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Nicolás de Mira o Bari
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No

Nicolás es uno de los santos más populares gracias a la difusión de una leyenda que surge en la Iglesia griega y su culto, ya muy popular en Oriente, se desarrolla en Italia y después en Occidente cuando sus reliquias son trasladadas a Bari en 1807. Nació en Asia Menor hacia el año 270, siendo nombrado muy joven obispo de la pequeña ciudad marítima de Mira, en Anatolia. Durante gran parte de su vida realizó actos de penitencia: comía, dormía y bebía muy poco, además, leía libros sagrados o textos con reflexiones que invocaban la fe. Se despojo de todos sus bienes materiales repartiéndolos entre las personas más pobres y necesitadas de Mira. Habiendo sufrido a causa de su fe hasta el advenimiento de Constantino y la proclamación del cristianismo como religión oficial del Imperio, pronto se destacaría por su carisma y por su celo contra la herejía arriana. Finalmente, moriría en los años 343. Dos episodios de su abundante leyenda resultan especialmente celebres: la dotación de dos doncellas y la resurrección de los tres niños arrojados al saladero. En el primero, un noble arruinado proyecta prostituir a sus hijas al no poder casarlas, Nicolás las salva de la deshonra y, tres noches seguidas, arroja por la ventana de su casa una bolsa llena de oro. En el segundo, en periodo de hambre (a veces tres soldados o tres clérigos) piden hospitalidad a un carnicero (o posadero) que los mata, los corta en pedazos, siendo “arrojados al saladero como cochinos”, para servirlos a los clientes. Al hacer la señal de la cruz, el santo logra reunir los pedazos y resucitar a los tres niños. A san Nicolás se le han atribuido numerosos milagros. Muchos se relacionan con el mar, y el santo se convierte muy pronto en el patrón de los marinos, y después de los viajeros. También es el de los niños, de las muchachas casaderas, de los perfumistas, de los boticarios, y de Rusia.