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Santa Teresa de Jesús Doctora
Samaniego, Manuel de
Fecha: 1700-1799
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Santa Teresa de Jesús Doctora
Samaniego, Manuel de
1787-1824
(1767 – 1824) Pintor ecuatoriano nacido en Quito. Es considerado como máximo exponente de la pintura en su país de la segunda mitad del siglo XVIII y primeras décadas del XIX. A los doce años de edad contrae matrimonio con Manuela A. Jurado López de Solís, con la que trabajó en un taller de pintura, escultura, espejería y platería. Se destaca de su trabajo, que fue principalmente de temas religiosos, el desarrollo e interés en la Divina Pastora, pues había sido poco tratado por pintores anteriores. De igual manera, se le reconoce introducir el grupo de la familia de la Virgen (San José, Santa Ana y San Joaquín) a las representaciones. Además de las pinturas, Samaniego se especializó en miniaturas sobre vidrio y latón. Incorporó paisaje en sus cuadros para controlar los acentos de la figura en la imagen central. Formó una escuela con discípulos tales como José Lombeida y Antonio Salas. Su método de enseñanza estaba basado en conocimientos tradicionales de la pintura. Además, escribió un tratado de pintura basado en su aprendizaje y sus experiencias personales. Fuente: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=samaniego-y-jaramillo-manuel
No
01 Óleo sobre tela
MORENO PROAÑO, Agustín. Tesoros artísticos. Quito, Guayaquil: Museo Filanbanco, 1983.

Museo Nahim Isaías
Ecuador
Quito
Ecuador
Guayaquil
Quiteña

Santos
Santas
Santas Fundadoras de órdenes
Teresa
Atributos de la santa


Carmelita
Escritura
Escritura mística
Espíritu Santo
Monja
Monjas
Mujer
Mujeres
Nube
Órdenes femeninas
Órdenes religiosas
Querubín
Querubines
Santa
Santas
Terrestre / interior - paisaje
Retrato secular y religioso
Sin donante
Ninguna
Martirologio, santoral/Flos sanctorum
Alas
Ángeles
Aves
Cortinas
Espíritu santo
Habito eclesiástico
Libro
Manto blanco
Mesa
Nimbo de luz
Nube
Paloma
Pluma
Querubín(es)
Túnica Café
Edad: adulto
Escena: simple
Género femenino
Personaje individual
Personajes: Sagrados


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
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45 qn1 05  967 copia 45 QN1 05 Modus agendi - Fuerza a un discurso, voluntad benévola
N/A
N/A
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Teresa Santa
1582-01-01
1614-01-01
1622-01-01
No

Nacida en Ávila en 1515, Teresa de Jesús, o de Ávila, entró a los dieciocho años en el monasterio carmelita de la Encarnación de Ávila (España); hija de Antonio Cepeda y Beatriz de Ahumada. Realizó grandes actos de penitencia, oración y sacrifico; usaba siempre silicios con los cuales flagelaba su cuerpo, además de hojas de lata, ortigas y llaves. Se interesó fundamentalmente por los historias de los santos mártires, al punto de concertar con su hermano (cuando aún era una niña) para salir de su casa y viajar a África para ser martirizada en nombre de Cristo ante los Moros. Pero cuando habían avanzado en su camino, su tío los encontró y en seguida los hizo regresar, no pudiendo así lograr su cometido. Fue una gran mística, distinguiéndose por sus visiones, éxtasis y elevación de su pensamiento. Logró llevar a cabo la reforma de la orden de las carmelitas descalzas a la que pertenecía y fundar su primer convento reformado en 1562, colocado bajo la invocación de san José en Ávila. Entre los éxtasis y las visiones que describió ella misma en sus obras, figura la Transverberación, o traspaso de su corazón. Este éxtasis tuvo lugar hacia 1559. Un ángel –como lo referencia el texto Duchet-Suchaux y Pastoreau- de la orden de los serafines se le apareció “viole en las manos un dardo de oro largo y al fin de él me pareció tener un poco de fuego; éste me pareció meter por el corazón algunas veces (…) y me dejaba toda abrazada en el amor grande de Dios”. Otra visión célebre es aquella en que una paloma con alas llenas de escamas de nácar comienza a planear sobre su cabeza, la víspera de Pentecostés; al igual que el momento en el que san José y la virgen le ofrecen algunas prendas de vestir. Muchas de estas visiones y otras que aparecen relatas en sus escritos, fueron esenciales para establecer los elementos iconográficos que identifican a santa Teresa.