1729-1780
La Laguna, 1696 – México, 1765
Pintor
Aunque la mayor parte de su carrera se desarrolló en México, recientemente se ha confirmado que Miguel Melchor de Herrera nació en San Cristóbal de La Laguna en 1696 y que en 1712 tomó el hábito agustino en el Monasterio del Espíritu Santo. Allí pudo formarse junto a otros religiosos de la Orden dedicados a labores artísticas, como fray Miguel Lorenzo. No obstante, la huella de esta posible etapa de aprendizaje resulta, hasta donde se sabe, irrelevante en su catálogo, pues ha de valorarse esencialmente como un pintor virreinal.
En 1719 llegó a Nueva España y pasó a estar adscrito a la provincia del Santísimo Nombre de Jesús, de la Orden de San Agustín. Su catálogo incluye retratos y obras de tema religioso, algunas firmadas y fechadas en las que hizo constar su condición de fraile agustino. Aunque no debió regresar a las Islas, pudo mantener el contacto a través de su familia de sangre y de su familia espiritual.
Varias pinturas suyas de la década de 1740 conservadas en Canarias podrían valorarse en este sentido: catorce cuadros, de una presunta serie de quince, sobre la vida de la Virgen en colecciones particulares, en la Ermita de San Amaro del Puerto de la Cruz y en la sede del Consejo Consultivo de Canarias, en La Laguna; y dos pequeños medallones en la Iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife. A partir de 1753, año de su fundación, fray Miguel de Herrera perteneció a la primera Academia de Pintura de México. Su producción está documentada hasta 1765.
La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.