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Visión de Santa Teresa de Jesús
Vásquez de Arce y Ceballos, Gregorio
Fecha: 1700-1799
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Visión de Santa Teresa de Jesús
Vásquez de Arce y Ceballos, Gregorio
1657-1710
(1638-1711) Pintor del siglo XVII, nace en Bogotá y estudia en el colegio jesuita ‘San Bartolomé’ y luego en el ‘Gaspar Núñez’ con los dominicanos. Inició sus lecciones de pintura en el taller de los Figueroa hasta 1658. Su primera obra firmada data de 1657 y tuvo una producción muy activa de temáticas religiosas, las cuales se encuentran en museos e iglesias en Colombia, hasta 1710, cuando enloqueció. En 1701 fue apresado y gran parte de sus obras, 42 encargadas para la Capilla del Sagrario de Bogotá, las termina en la cárcel. Cuando sale se encuentra en gran miseria, enloquece y en 1711 muere. FUENTE: Arte Colonial: Catalogo de artistas coloniales.
No
01 Óleo sobre tela
Fotografía Museo Arquidiocesano de Pamplona (Constanza Villalobos)

Museo Arquidiocesano de Arte religioso
Colombia
Pamplona
Colombia
Pamplona
Local

Santos
Santas
Santas Fundadoras de órdenes
Teresa
Visiones de Teresa


Ángel
Ángeles
Carmelita
Jesús
Marco Dorado
Monja
Monjas
Mujer
Mujeres
Órdenes femeninas
Órdenes religiosas
Santa
Santas
Transverberación
Virgen María
Celeste / Terrestre
Historia de vida de santos
Sin donante
Ninguna
Martirologio, santoral/Flos sanctorum
Alas
Ángeles
Aureola de rayos
Cielo
Cruz
Flores
Flores blancas
Habito eclesiástico
Jesús
Manto azul
Manto blanco
Manto rojo
Nimbo de luz
Nube
Túnica Café
Túnica roja
Túnica Verde
Vara florida
Velo
Virgen María
Edad: adulto
Escena: compuesta
Género femenino
Género masculino
Personaje colectivo
Personaje: contacto corporal
Personaje: desnudo parcial / total
Personajes: Sagrados
Presencia: niños


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

23a brazo cruzado 23A brazos cruzados
2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
4729 anonimo catalina flagelandose xviii ar copia 03 Posición: Arrodillado
0862 anonimo sor ana mar%c3%83%c2%ada de san francisco y neve xviii mx copia 01 Posición: de Pie
N/A
N/A
N/A
Teresa Santa
1582-01-01
1614-01-01
1622-01-01
No

Nacida en Ávila en 1515, Teresa de Jesús, o de Ávila, entró a los dieciocho años en el monasterio carmelita de la Encarnación de Ávila (España); hija de Antonio Cepeda y Beatriz de Ahumada. Realizó grandes actos de penitencia, oración y sacrifico; usaba siempre silicios con los cuales flagelaba su cuerpo, además de hojas de lata, ortigas y llaves. Se interesó fundamentalmente por los historias de los santos mártires, al punto de concertar con su hermano (cuando aún era una niña) para salir de su casa y viajar a África para ser martirizada en nombre de Cristo ante los Moros. Pero cuando habían avanzado en su camino, su tío los encontró y en seguida los hizo regresar, no pudiendo así lograr su cometido. Fue una gran mística, distinguiéndose por sus visiones, éxtasis y elevación de su pensamiento. Logró llevar a cabo la reforma de la orden de las carmelitas descalzas a la que pertenecía y fundar su primer convento reformado en 1562, colocado bajo la invocación de san José en Ávila. Entre los éxtasis y las visiones que describió ella misma en sus obras, figura la Transverberación, o traspaso de su corazón. Este éxtasis tuvo lugar hacia 1559. Un ángel –como lo referencia el texto Duchet-Suchaux y Pastoreau- de la orden de los serafines se le apareció “viole en las manos un dardo de oro largo y al fin de él me pareció tener un poco de fuego; éste me pareció meter por el corazón algunas veces (…) y me dejaba toda abrazada en el amor grande de Dios”. Otra visión célebre es aquella en que una paloma con alas llenas de escamas de nácar comienza a planear sobre su cabeza, la víspera de Pentecostés; al igual que el momento en el que san José y la virgen le ofrecen algunas prendas de vestir. Muchas de estas visiones y otras que aparecen relatas en sus escritos, fueron esenciales para establecer los elementos iconográficos que identifican a santa Teresa.