Santos
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Santas
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Santas Fundadoras de órdenes
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Teresa
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Visiones de Teresa
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Ángel |
Ángeles |
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De rodillas |
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Hombres |
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Sacerdote |
Sacerdotes |
Santa |
Santas |
Visión |
Alas |
Ángeles |
Aureola de luz Descanso |
Cielo |
Custodia |
Habito eclesiástico |
Manto blanco |
Nimbo de luz |
Nube |
Túnica Café |
Vara |
Vela |
Velo |
Edad: adulto |
Escena: compuesta |
Género femenino |
Género masculino |
Personaje colectivo |
Personaje: desnudo parcial / total |
Personajes: Sagrados |
Presencia: niños |
La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.
23A brazos cruzados | |
00 Gesto sin registro | |
00 Objetos en las manos | |
06 Posición: Otros tipos | |
02 Posición: Sentado | |
03 Posición: Arrodillado | |
01 Posición: de Pie |
Clara de Asís
1253-01-01
N/A
1255-01-01
No
Clara nació en Asís, en la provincia de Umbría (Italia), en una familia noble y fuertemente cristiana. Desde muy joven decide permanecer virgen, por lo que rehusó a los deseos de sus padres de contraer matrimonio. A los dieciocho años oye predicar a san Francisco y decide unirse a él en la Porciúncula, en Asís, y tomar allí el hábito de monja. Su formación en la vida religiosa tiene como escenario dos monasterios benedictinos, como el de san Pablo a cargo de un conjunto de religiosas. Posteriormente, san Francisco le ofrece la iglesia de san Damián (Asís), en la cual el santo había permanecido algún tiempo, para que se internara y pudiera llevar una vida tranquila en oración y penitencia. La comunidad de la que se convierte en abadesa en 1215 consta de la madre de santa Clara y de sus dos hermanas. La austeridad de vida practicada por las mismas fue confirmada por un Privilegio de Pobreza, otorgado por el papa Gregorio IX. Clara no abandonó nunca su monasterio de Asís, donde se esforzó por aplicar el ideal de vida formulado por san Francisco; por ello, decide donar todos y cada uno de sus bienes a las personas más necesitadas de su comunidad. Durante cerca de treinta años sufre distintas enfermedades que no le impiden continuar con su propósito y entregarse sin descanso a sus religiosas. En dos ocasiones, Asís fue saqueada por los soldados del emperador Federico, gran enemigo de la iglesia y en el que se encontraban gran numero de sacerranos, y el monasterio de santa Clara invadido al estar a las afueras de los muros de la ciudad. No obstante, Clara enferma es llevada hasta las murallas armada con una custodia pone al enemigo en fuga, para morir finalmente en el año de 1253. |
Teresa Santa
1582-01-01
1614-01-01
1622-01-01
No
Nacida en Ávila en 1515, Teresa de Jesús, o de Ávila, entró a los dieciocho años en el monasterio carmelita de la Encarnación de Ávila (España); hija de Antonio Cepeda y Beatriz de Ahumada. Realizó grandes actos de penitencia, oración y sacrifico; usaba siempre silicios con los cuales flagelaba su cuerpo, además de hojas de lata, ortigas y llaves. Se interesó fundamentalmente por los historias de los santos mártires, al punto de concertar con su hermano (cuando aún era una niña) para salir de su casa y viajar a África para ser martirizada en nombre de Cristo ante los Moros. Pero cuando habían avanzado en su camino, su tío los encontró y en seguida los hizo regresar, no pudiendo así lograr su cometido. Fue una gran mística, distinguiéndose por sus visiones, éxtasis y elevación de su pensamiento. Logró llevar a cabo la reforma de la orden de las carmelitas descalzas a la que pertenecía y fundar su primer convento reformado en 1562, colocado bajo la invocación de san José en Ávila. Entre los éxtasis y las visiones que describió ella misma en sus obras, figura la Transverberación, o traspaso de su corazón. Este éxtasis tuvo lugar hacia 1559. Un ángel –como lo referencia el texto Duchet-Suchaux y Pastoreau- de la orden de los serafines se le apareció “viole en las manos un dardo de oro largo y al fin de él me pareció tener un poco de fuego; éste me pareció meter por el corazón algunas veces (…) y me dejaba toda abrazada en el amor grande de Dios”. Otra visión célebre es aquella en que una paloma con alas llenas de escamas de nácar comienza a planear sobre su cabeza, la víspera de Pentecostés; al igual que el momento en el que san José y la virgen le ofrecen algunas prendas de vestir. Muchas de estas visiones y otras que aparecen relatas en sus escritos, fueron esenciales para establecer los elementos iconográficos que identifican a santa Teresa. |