17447

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Liberato
01 Anónimo,
Fecha: S.F.
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Liberato
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
Óleo sobre madera
VALLÍN, Rodolfo. María Victoria Galves. Taller de Restauración de San Agustín. Arte y Fe: Colección artística agustina. Bogotá: Provincia de Nuestra Señora de la Gracia, 1995.

Colección Órden Agustina
Colombia
Bogotá
Colombia
Bogotá
Local

Santos
Santos Masculinos
Mártires hombres
Otros mártires
N/A


Agustinos
Instrumento martirio
Mártir
Cruz
Terrestre / paisaje
Retrato secular y religioso
Sin donante
Inscripción
Martirologio, santoral/Flos sanctorum
Cruz
Cuchillo
Palma del martirio
Edad: adulto
Escena: simple
Género masculino
Personaje individual
Personajes: Sagrados


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
0862 anonimo sor ana mar%c3%83%c2%ada de san francisco y neve xviii mx copia 01 Posición: de Pie
31 ql2 15 2282 copia 31 QL2 15 Conscienter affirmo (Afirmo mi conciencia) - Afirmar, jurar sin reservas, poner a Dios por testigo.
N/A
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Liberato
0483-01-01
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No

Vinieron los soldados de Hunerico, rey de los Vándalos, a un monasterio que vivía bajo el gobierno del santo abad Liberato: y habiendo los bárbaros derribado las puertas del monasterio, maltrataron a varios miembros del monasterio, y los llevaron presos a Cartago, y al tribunal de Hunerico. Ordenóles el tirano que negaran su fé, sin embargo, no lo hicieron, razón por la cual fueron encarcelados, sin embargo, católicos de Cartago, persuadieron a los guardas que soltasen a los santos monjes (Rogato, Séptimo y Máximo). La libertad fue otorgada dentro de la misma cárcel, y fue utilizada con el fin de “esforzar” a otros muchos cristianos que también estaban prisioneros en la cárcel: Lo cual habiendo habiendo llegado a oídos del tirano, castigó a los guardas y a los santos monjes, además dió orden que aprestasen un bajel inútil y carcomido, y que habiendo echado en él buena cantidad de leña, pusiesen sobre ella a los santos atados de pies y manos y los abrasasen en el mar. Aunque los verdugos, una y otra vez aplicaron hachas encendidas en las ramas secas amontonadas en el barco, nunca pudo prender en ella fuego. Al saber esto, Hunerico dió la orden expresa de que se les destruyera el cerebro por medio de golpes y botaran sus cuerpos al mar, de dónde fueron rescatados por católicos, quienes los sepultaron.