17393

Id:17393

Virgen de Chiquinquirá
01 Anónimo,
Fecha: 1791
Download

5.607786
-73.818512
5.607786
-73.818512

Virgen de Chiquinquirá
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
01 Óleo sobre tela
ALVAREZ WHITE, María Cecilia. Chiquinquirá, Arte y Milagro. Bogotá: Presidencia de la República, Museo de Arte Moderno, 1986.

Colección Órden dominica
Colombia
Chiquinquirá
Colombia
Chiquinquirá
N/A

Mariología
Advocaciones
Chiquinquirá
N/A
N/A


Corona
Franciscano
Milagro
Niño Jesús
Cartela
Santos
Perro
Celeste / Terrestre
Relato Devocional
Donante por el nombre
Cartela
Tradición de la Iglesia
Hallándose el Santo Milagro Don Pedro Jossef henestro a acometido que una enfermedad desconocida de los médicos de esta ciudad de Santafe ofreció a la milagrosa ymagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá el visitarla y llevar el milagro pintado y a los lados las efigies de los santos intercesores San Fran de Paula y San Roque para por este medio conseguir el alivio. Año de 1791.
Aureola
Cetro
Charitas
Cordón de tres dobleces
Cruz en forma de aspa
Media luna
Nimbo de luz
Pájaro
Palma del martirio
Rosario
Vara
Edad: adulto
Edad: Anciano
Edad: Niñez
Escena: simple
Género Masculino/femenino
Personaje colectivo
Personaje: contacto corporal
Personaje: desnudo parcial / total
Personajes: Sagrados
Presencia: animales
Presencia: niños


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
0862 anonimo sor ana mar%c3%83%c2%ada de san francisco y neve xviii mx copia 01 Posición: de Pie
4586 bernardo bitti virgen con ni%c3%83%c2%b1o xvi pe 07 Actitud: Alzar
25 b mostrar humildad 24 Mano Pecho mano extendida - Mostrar Humildad
Virgen de Chiquinquirá
N/A
Andrés
N/A
N/A
N/A
No

Fue el primer apóstol llamado por Jesús, hermano de Pedro. La tradición cuenta que fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban.
Antonio de Padua
1231-01-01
N/A
N/A
No

Nació en Lisboa. Bebió con la leche de su madre la devoción a la Virgen Santísima; y a la edad de 15 años tomó el hábito en el monasterio de canónigos reglares de San Agustín, luego pasó a la religión seráfica, llevado del deseo de convertir a los moros y derramar su sangre por Jesucristo. Viajó por Francia e Italia con el fin de educarse. Eran sus palabras como unas llamas de fuego que abrasaban los corazones , y como Dios las confirmaba con grandes prodigios, fueron innumerables los herejes y pecadores que convirtió en Francia e Italia. Una vez, disputandocon un hereje llamado Bonibilo que negaba la presencia la presencia de Cristo en la Eucarístia, hizo que la mula del hereje, a pesar de haber estado tres días sin comer, dejase la cebada que le ponían delante, para arrodillarse delante del santísimo Sacramento; con este milagro se convirtió Bonibilo, entre otros muchos mas milagros. Murió después de 10 años de servicio apostólico.
Francisco de Paula
1507-01-01
N/A
1519-01-01
No

Francisco nació el 27 de marzo de 1416 en Paula (Cosenza-Italia) de Jaime Martolilla y Viena de Fuscaldo. Dado que ambos eran ya de edad avanzada, atribuyeron el nacimiento de su primogénito a la intercesión de San Francisco, y por ello le dieron el nombre del Santo de Asís y prometieron revestirlo del hábito votivo de los Franciscanos. A la edad de quince años Francisco fue acompañado por sus padres al Convento de San Marco Argentano (Cosenza), para cumplir el voto y prestar un año de servicio a la comunidad. Aquí Francisco manifestó su inclinación a la oración y sus dotes de piedad, acompañadas de manifestaciones sobrenaturales, las mismas que, más adelante, alimentarían su fama de gran taumaturgo. Al término de su permanencia en el convento, los religiosos querían retenerlo, pero el joven Francisco, intuyendo que para él se aproximaba el momento de hacer una opción radical de vida y advirtiendo en sí una gran inquietud por conocer las diversas formas de vida religiosa, dejó el convento y, junto con sus padres, emprendió una peregrinación. Fue a Asís, pasando por Montecasino, Roma, Loreto y visitando los eremitorios diseminados por Monte Luco. La visita a Roma lo turbó profundamente: según su primer anónimo biógrafo, Francisco reprochó el boato de un cardenal con las palabras: 'Nuestro Señor no iba de esta manera'. El episodio muestra cómo en el ánimo del joven iba madurando la idea de una reforma de la vida eclesial basada en la pobreza. La peregrinación constituyó para el joven Francisco un motivo serio de reflexión y de decisiones para su futuro. Al volver a Paula, Francisco manifestó a sus padres el deseo de conducir vida eremítica. En torno al 1435, se retiró a las afueras de Paula, en un terreno propiedad de la familia, suscitando gran estupor entre los conciudadanos por la austeridad de su modo de vivir. La experiencia de Paula lo forjó en la contemplación, en el trabajo, en la soledad y en las privaciones y mortificaciones corporales. Enseguida comenzaron a afluir a su eremitorio muchas personas deseosas de ponerse bajo su guía espiritual y de compartir su mismo género de vida austera. Con la llegada a la diócesis de Mons. Pirro Caracciolo, nombrado arzobispo de Cosenza el 31 de agosto de 1452, el movimiento obtuvo el beneplácito del ordinario diocesano y pudo dotarse de un oratorio. El flujo de peregrinos que se dirigían al eremitorio de Paula atrajo la atención de Pablo II quien, en los comienzos del 1467, envió un visitador de su confianza para indagar sobre la vida de Francisco. A su regreso a la Curia, Mons. Baldassarre De Gutrossis tranquilizó al Papa sobre la fidelidad de Francisco a la Sede Apostólica y, visto que el Eremita había iniciado la construcción de una iglesia, el 7 de julio 1467 le proporcionó una carta colectiva de cuatro cardenales con la cual concedían la indulgencia, con las condiciones acostumbradas, a quienes visitaban o contribuían a los gastos para la construcción de la iglesia de Paula. Desde el principio, Francisco tuvo fama de gran taumaturgo. Los prodigios acompañaron toda su vida, a partir de la construcción de los primeros conventos hasta su partida para Francia. Fue el suyo un poder taumatúrgico a favor de todos, pero en particular de los pobres y de los oprimidos por las difundidas malversaciones de los poderosos, contra los cuales Francisco no se cansó de levantar la voz. Los elementos usados para el milagro eran verdaderamente secundarios o insignificantes, los primeros que encontraba a la mano, como para hacer comprender que no eran éstos los que curaban o resolvían el problema, sino Dios. Llevada por los comerciantes napolitanos, la fama de Francisco llegó a Francia, a la corte de Luis XI, entonces enfermo, el cual pidió al Papa Sixto IV que hiciese llegar al Eremita paulano a su cabecera. Fue el inicio del 'capítulo diplomático' de la vida de Francisco. El Pontífice, buscando un acercamiento a Francia, con la cual deseaba un acuerdo para la abolición de la Pragmática Sanción de Bourges del 1438, acogió favorablemente la embajada francesa y lo mismo hizo el rey de Nápoles. Fueron sin embargo necesarios muchos meses para convencer a Francisco, el cual aceptó partir solamente cuando el Papa se lo impuso. Fue para el Eremita una obediencia difícil: tenía 67 años, su Congregación se había extendido desde hacía poco tiempo también en Sicilia y, sobre todo, sentía reticencia ante la idea de ir a vivir en un palacio, con una dotación regia , después de haber vivido por más de treinta años en un eremitorio. El sacrificio pedido de dejar el Reino de Nápoles sería después largamente compensado por el favor de la corte francesa hacia su Orden y por las intervenciones de la misma ante la Curia Romana. Dejando el eremitorio de Paterno el 2 de febrero de 1483, Francisco fue acogido triunfalmente en Nápoles tanto por el pueblo como por la corte, que de su partida a Francia esperaba un alejamiento de la temida invasión del Reino por parte de los Valois. El rey Fernando I pretendía una relación preferencial de su súbdito. En Roma Sixto IV lo recibió diversas veces, confiándole delicados encargos. A su llegada al castillo de Plessis-les-Tours, Luis XI se arrodilló ante él, pidiéndole la bendición. El monarca no obtuvo la curación, pero la acción del Paulano en la corte, llevó a un largo período de buenas relaciones entre el papado y la monarquía francesa, del cual se beneficiaron también los Reinos de España, Boemia y Nápoles. Finalmente, muere el 2 de abril de 1507.
Roque
1379-01-01
N/A
1629-01-01
No

Este es otro santo que se encuentra entre la realidad y la leyenda. El personaje histórico nació en Montpellier hacia 1350. Huérfano a muy temprana edad, decidió repartir la fortuna familiar entre los pobres y los hospitales. Dedicó su vida a hacer peregrinaciones. En 1367 se dirigió a Roma donde estuvo tres años, hasta 1371. Cuenta la historia que al llegar a Acquapendente, en los Apeninos, encontró la ciudad devastada por la peste: asistió y animó a los enfermos a quienes curó. Al regresar de su peregrinación, en Plasencia sintió los primeros síntomas de la enfermedad. Se retiró a un bosque para morir en soledad y no contagiar a nadie. Fue denunciado como espía y lo encarcelaron. La leyenda cuenta que su carcelero lo encontró muerto. En verdad habría muerto en Lombardía, hacia 1379. Esta leyenda parece copiada en parte de la de san Alejo, quien regresó de los Santos Lugares para morir en Roma como mendigo anónimo, bajo la escalera de la casa paterna. Las biografías de San Roque aparecieron profusamente en el siglo XV, y este es uno de los santos que son más conocidos por la devoción que por la historia de su vida. El culto de san Roque se desarrolló tarde, incluso en Montpellier, cuya universidad en 1410 todavía se encomendaba a san Sebastián para hacer que cesara una epidemia de peste. Hay dos hechos que explican la difusión del culto de san Roque en el siglo XV: la decisión del concilio de Ferrara, que amenazado por una epidemia de peste habría prescrito plegarias públicas para pedir la intercesión del santo de Montpellier, y el traslado de una parte de sus reliquias a Venecia en 1485. A partir de entonces la cofradías de san Roque se multiplicaron en Francia y en Italia. Ver http://www.historiarte.net/iconografía/roque.html http://www.santopedia.com/santos/san-roque/