17313

Id:17313

Santa Teresa de Jesús y el niño Jesús
Vásquez de Arce y Ceballos, Gregorio
Fecha: 1600-1699
Download

4.707828
-74.069824
4.707828
-74.069824

Santa Teresa de Jesús y el niño Jesús
Vásquez de Arce y Ceballos, Gregorio
1657-1710
(1638-1711) Pintor del siglo XVII, nace en Bogotá y estudia en el colegio jesuita ‘San Bartolomé’ y luego en el ‘Gaspar Núñez’ con los dominicanos. Inició sus lecciones de pintura en el taller de los Figueroa hasta 1658. Su primera obra firmada data de 1657 y tuvo una producción muy activa de temáticas religiosas, las cuales se encuentran en museos e iglesias en Colombia, hasta 1710, cuando enloqueció. En 1701 fue apresado y gran parte de sus obras, 42 encargadas para la Capilla del Sagrario de Bogotá, las termina en la cárcel. Cuando sale se encuentra en gran miseria, enloquece y en 1711 muere. FUENTE: Arte Colonial: Catalogo de artistas coloniales.
No
01 Óleo sobre tela
PIZANO, Roberto. Fernando Restrepo. Gregorio Vásquez de Arce y Cevallos. Bogotá: editorial Siglo dieciséis, 1986

Museo colonial
Colombia
Bogotá
Colombia
Bogotá
Local

Santos
Santas
Santas Fundadoras de órdenes
Teresa
Visiones de Teresa

327 Quemado
p

Carmelita
De rodillas
Monja
Monjas
Mujer
Mujeres
Niño Jesús
Órdenes femeninas
Órdenes religiosas
Paisaje
Santa
Santas
Visión
Terrestre / paisaje
Historia de vida de santos
Sin donante
Ninguna
Martirologio, santoral/Flos sanctorum
Árbol
Habito eclesiástico
Libro
Manto blanco
Nimbo de luz
Niño Jesús
Paisaje
Velo
Edad: adulto
Escena: compuesta
Género femenino
Personaje: desnudo parcial / total
Personaje individual
Personajes: Sagrados
Presencia: niños


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

21 qn1 19 5720 copia 21 QN1 19 Imensitatem aperit - Inmensidad o infinitud de las cosas, el espacio o la divinidad
11907 00 Gesto sin registro
3434 jos%c3%83%c2%a9 joaqu%c3%83%c2%adn mag%c3%83%c2%b3n  de espa%c3%83%c2%b1ol y castiza  nace espa%c3%83%c2%b1ola 02 Posición: Sentado
4729 anonimo catalina flagelandose xviii ar copia 03 Posición: Arrodillado
19 qn1 17 4414 copia 19 QN1 17 Benevolentiam Ofrendit - Declara benevolencia
N/A
N/A
N/A
Teresa Santa
1582-01-01
1614-01-01
1622-01-01
No

Nacida en Ávila en 1515, Teresa de Jesús, o de Ávila, entró a los dieciocho años en el monasterio carmelita de la Encarnación de Ávila (España); hija de Antonio Cepeda y Beatriz de Ahumada. Realizó grandes actos de penitencia, oración y sacrifico; usaba siempre silicios con los cuales flagelaba su cuerpo, además de hojas de lata, ortigas y llaves. Se interesó fundamentalmente por los historias de los santos mártires, al punto de concertar con su hermano (cuando aún era una niña) para salir de su casa y viajar a África para ser martirizada en nombre de Cristo ante los Moros. Pero cuando habían avanzado en su camino, su tío los encontró y en seguida los hizo regresar, no pudiendo así lograr su cometido. Fue una gran mística, distinguiéndose por sus visiones, éxtasis y elevación de su pensamiento. Logró llevar a cabo la reforma de la orden de las carmelitas descalzas a la que pertenecía y fundar su primer convento reformado en 1562, colocado bajo la invocación de san José en Ávila. Entre los éxtasis y las visiones que describió ella misma en sus obras, figura la Transverberación, o traspaso de su corazón. Este éxtasis tuvo lugar hacia 1559. Un ángel –como lo referencia el texto Duchet-Suchaux y Pastoreau- de la orden de los serafines se le apareció “viole en las manos un dardo de oro largo y al fin de él me pareció tener un poco de fuego; éste me pareció meter por el corazón algunas veces (…) y me dejaba toda abrazada en el amor grande de Dios”. Otra visión célebre es aquella en que una paloma con alas llenas de escamas de nácar comienza a planear sobre su cabeza, la víspera de Pentecostés; al igual que el momento en el que san José y la virgen le ofrecen algunas prendas de vestir. Muchas de estas visiones y otras que aparecen relatas en sus escritos, fueron esenciales para establecer los elementos iconográficos que identifican a santa Teresa.