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Alegoría de la inmaculada Niña con San Joaquín
01 Anónimo,
Fecha: 1650-1700
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Alegoría de la inmaculada Niña con San Joaquín
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
01 Óleo sobre tela
Museo de Arte Colonial. Revelaciones, pintores de Santa Fe en tiempos de la colonia. Bogotá: 1989.

Museos Banco de la República
Colombia
Bogotá
Colombia
Bogotá
N/A

Mariología
Vida de la Virgen
Sagrada familia de la Virgen
San Joaquín y la Virgen
N/A

A primera vista, se trata de una pintura que representa a la Virgen niña acompañanada de san Joaquín. En este sentido, tiene las características propias de la Inmaculada Niña con su padre, pero la pintura tiene un conjunto de elementos que la convierten en una compleja representación alegórica. En primera instancia se encuentra en el centro San Joaquín, en posición de casi tres cuartos ocupando casi toda la pintura. Se trata de un hombre muy mayor, de barba blanca y casi calvo. De su cabeza sobresale una aureola en forma de luz con destellos. Viste túnica gris y capa roja con bordes de armiño que resalta su nobleza. Tiene actitud de caminar, su pierna derecha ligeramente doblada en la rodilla, su mirada se dirige hacia la niña. Su mano derecha sostiene un bastón, mientras que la izquierda toma la mano de la niña. La Virgen niña tiene las características de la Inmaculada. Viste túnica blanca, capa azul abrochada sobre el cuello, lazo rojo sobre su cintura y sobre su cabeza a la manera de aureola, un conjunto de estrellas, símbolo de la Inmaculada. Su mano derecha recoge el vestido sobre la pierna derecha, de manera que ella ve el momento en que aplasta la cabeza de la serpiente, cuya cabeza sangra mientras su cola esta anudada al árbol que se encuentra a la derecha de San Joaquín, y que representa el árbol del bien y del mal del paraíso. La serpiente está encadenada al mundo: sujeta sobre su cuello la cadena con un brazalete, cadena que se extiende y al final de esta hala el mundo, encadenado a su vez a la serpiente del pecado. La serpiente se prolonga al mundo mediante el marco de la pintura, hecho con incrustaciones de carey, hueso y piel de serpiente. El fondo de la pintura es alegórico. Aparentemente, los dos personajes se encuentran rodeados de un paisaje, casi como si fuera un jardín. Lo es, salvo porque los objetos que en él se encuentran representan las letanías de la Virgen. A la derecha de la niña se encuentra la azucena, el ciprés y la fuente. A la Izquierda de san Joaquín, el árbol del bien y del mal (Jardín del paraíso) y el pozo. Arriba a la lado superior de la virgen la estrella, y detrás de Joaquín haciendo su aureola el sol.
La pintura continua su narración en el marco, que está elaborado con madera y piel de serpiente
Desengaño, letanías, problema central ver que hay detrás realidad, serpiente se extiende al marco, infancia, alegoría de la inmaculada. La virgen niña con su padre. Paternidad

Familia
Flores
Paisaje
Santo
Fruto
Árboles
Escenario Simbólico
Relatos Escatológicos y dogmáticos
Sin donante
Ninguna
Tradición de la Iglesia
Azucenas
Ciprés
Clavel
Esfera
Fuente
Nube
Serpiente
Edad: Anciano
Edad: Niñez
Escena: compuesta
Personaje colectivo
Personaje: contacto corporal
Personajes: Sagrados
Presencia: animales


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

11 ql1 8 7576 copia 11 QL1 8 Despero - Abatimiento, desesperación, miedo
17 ql2 07 10908 copia 17 QL2 07 Confido - Confianza, afecto y amistad en una persona
2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
0862 anonimo sor ana mar%c3%83%c2%ada de san francisco y neve xviii mx copia 01 Posición: de Pie
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Demonio - Diablo - Satanás
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No

Joaquín, San
2016-02-13
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Una antigua tradición del siglo II atribuye los nombres Joaquín y Ana como padres de la Virgen María. El culto a santa Ana se introdujo en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente. No conocemos conocen más detalles de estos personajes, pues aparecen solamente en el Protoevangelio de Santiago, el Evangelio del Seudo Mateo y en el evangelio de la Natividad de la Virgen. San Joaquín era venerado por los griegos desde muy temprano. En el Occidente su fiesta fue admitida al calendario más tarde, algunas veces el 16 de septiembre, otras el 9 de diciembre. Julius II la puso en el 20 de marzo; más tarde suprimida fue restaurada por Gregorio XV (1622). Clemente XII (1738) la fijó en el Domingo después de la Asunción. Con la reforma del calendario después del Concilio Vat II, San Joaquín se celebra junto con su esposa, Santa Ana, el 26 de Julio.