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Tomás Apóstol Santo
01 Anónimo,
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Tomás Apóstol Santo
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
Óleo sobre cuero
MATEUS CORTES, Gustavo. Tesoros de Tunja. El arte de los siglos XVI-XVII-XVIII. Bogotá: Litografía Arco, 1989.

Iglesia San Francisco
Colombia
Tunja
N/A
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Santos
Santos Masculinos
Santos de Iglesia Primitiva
Apóstoles
Tomás

Obra religiosa del Apóstol Tomás. El santo se encuentra de medio cuerpo, sedante, semiperfil izquierdo, mirada dirigida hacia abajo. Tiene una camisa blanca y un manto naranja. Lleva el cabello largo, barba blanca, ojos negros, mejillas rosadas y labios rojos. Con su mano derecha sustenta una lanza, mientras que la izquierda permanece cubierta por su traje. El retrato está enmarcado en una especie de camarín de distintos colores: rojo, verde, amarillo y dorado.
María Cristina Pérez

Apóstoles
Santo
Túnica
Sin definir
Retrato secular y religioso
Sin donante
Inscripción
Martirologio, santoral/Flos sanctorum
Lanza


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
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Tomás Apóstol
2016-02-13
2016-02-13
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No

Tomás es mencionado por los todos los evangelistas (Mt 10, 3; Mc 3, 18; Lc 6, 15; Jn 11, 16; 20, 24; 21, 2; Hc 1,13). Su sobrenombre es Dídimo (en griego Didymos, “gemelo” en arameo). Pero no se sabe con completa certeza de quién era gemelo Tomás; sin embargo un texto apócrifo, los Hechos de Tomás, le señala como hermano gemelo de Jesús. A menudo a Tomás se le conoce como el incrédulo. Tal incredulidad de Tomás se manifiesta en dos ocasiones. En el primer episodio, Tomás se niega a creer en la Resurrección de Jesús. Cristo se le aparece entonces y le dice: “mira mis manos; acerca tu tumba y métela en mi costado. Y no seas incrédulo sino creyente” (Jn 20, 24-29). En el segundo, puramente de carácter legendario, el apóstol se niega a creer en la Asunción de María. Hace que abran su tumba y la encuentra llena de flores. La Asunta, desde lo alto del cielo, desanuda su cinturón y lo deja caer entre las manos de Tomás. Este cinturón representa aquí el papel del sudario encontrado por las Santas Mujeres en el sepulcro. Uno de los pasajes más celebres en los que es nombrado este santo, es aquel en el que acompaña a Pedro y a otros apóstoles a pescar; pasan todo la noche sin provecho alguno y en la mañana siguiente se les aparece el Señor, quien les pide que tiren de nuevo las redes encontrando gran cantidad de peces. Según la tradición, después de recibir al espíritu santo, Tomás predicó en Jerusalén y Judea; al igual que otros territorios: Oriente (encontró a los tres Reyes Magos), Medos, Persas, Húncavos y la India. Algunas leyendas informan de que Tomás habría sido martirizado en Mylapor, cerca de Madrás, después de haber evangelizado esta región. Su cuerpo habría sido trasladado a la Edesa en el 394.