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Agustín con San Nicolás de Tolentino y Santo Tomás de Aquino
Ruiz, Pedro
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Agustín con San Nicolás de Tolentino y Santo Tomás de Aquino
Ruiz, Pedro
No
01 Óleo sobre tela
MATEUS CORTES, Gustavo. Tesoros de Tunja. El arte de los siglos XVI-XVII-XVIII. Bogotá: Litografía Arco, 1989.

Casa de Juan Vargas
Colombia
Tunja
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Santos
Santos Masculinos
Santos de Iglesia Primitiva
Padres de la Iglesia
Agustín

Imagen religiosa en la que se observa a San Agustín en compañía de San Nicolás Tolentino y Santo Tomás de Aquino. En primer plano y en la parte central, San Agustín de pie sobre un cojín rojo, con una sotana negra y un manto dorado con distintas imágenes plasmadas. El santo tiene sus manos en el pecho, una cruz dorada y pequeños rayos de luz alrededor de su cabeza. Al lado derecho está Santo Tomás de Aquino vistiendo una túnica negra con pequeñas estrellas doradas y llevando entre sus manos un plato con un pájaro en el centro y un racimo de lirios. Mientras que al izquierdo reposa Santo Tomás de Aquino con un traje negro, un manto dorado, una cruz en el pecho y un báculo en su mano izquierda. Este conjunto de personajes tienen su mirada dirigida en la parte superior del cuadro, en donde se desarrolla otra escena. Así, sobre grandes nubes blancas y en compañía de cuatro ángeles, una paloma con sus alas extendidas (Espíritu Santo) y ocho querubines, está Jesús crucificado, el Padre con sus manos extendidas ( y con un triángulo equilátero sobre su cabeza: la Trinidad) y la Virgen del Rosario con el Niño Jesús en sus manos.
Tolentino y Tomás Aquino. María Cristina Pérez

Ángeles
Cristo
Dios Padre
Santos
Virgen con niño
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Ángeles
Cristo crucificado
Dios
Nimbo de luz
Virgen con niño


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

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Agustín
0430-01-01
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No

Nació en Tagaste, cerca de Hipona (Bona- África), el 13 de noviembre de 354, sus padres se llamaban Patricio y Mónica. Desde muy pequeño comienza sus estudios de la lengua latina y griega, teniendo mayor afinidad por la primera que estudió en ciudades como: Tagaste, Madauro y Cartago; no obstante, llevaba una vida desordenada, llena de vicios y malas costumbres, en poca correspondencia con lo que dictaba la moral cristiana de la época. Aproximadamente a los treinta años se dirige a Milán para ocuparse de la cátedra de retórica, en donde conoce a Simpliciano (monje) y a San Ambrosio. El episodio de su conversión tiene lugar en Milán en el 387, tumbado bajo una higuera en el jardín escucha la vos de un niño que le dice: “Tolle, lege” (Toma y lee). Al abrir al azar el libro de las Epístolas de San Pablo que llevaba consigo, lee los versículos 12 y 14 del capítulo 8 de la Epístola de los Romanos: “No viváis en la inmoralidad y en la impureza, sino revestidos de Nuestro Señor Jesucristo”. Se prepara inmediatamente para recibir el bautismo de la mano de San Ambrosio la noche de pascua (sábado) del año 387, con sus amigos Evodio, Adeodato y Alipio. Posteriormente, San Agustín parte con algunos de sus amigos y su madre, quien lo acompañó durante todos sus viajes, hacia África. En el camino de regreso muere su madre en Ostia, por lo que Agustín regresa sólo a su patria convirtiéndose en sacerdote en el año 391 y en obispo de Hipona en el 395. Se dedica a compartir la vida de una comunidad monástica con su clero, hasta el día de su muerte que ocurre en el 430 en Hipona, después de haber escrito la Ciudad de Dios durante el asedio de Hipona por los vándalos. En este punto es importante destacar que San Agustín es considerado como el más importante teólogo de la iglesia católica, conocido principalmente por sus Confesiones que redacta hasta la muerte de su madre.