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Cristóbal y el niño
Figueroa, Gaspar de
Fecha: 1637-1658
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Cristóbal y el niño
Figueroa, Gaspar de
1637-1658
Pintor colonial, nacido en Mariquita, ca. 1594, muerto en Santafé de Bogotá, el 12 de diciembre de 1658. Hijo del pintor sevillano Baltasar de Figueroa "el Viejo" y de Catalina Saucedo, Gaspar de Figueroa se formó en el taller que fundó su padre en Turmequé, y que luego trasladó a Mariquita. Activo desde 1637, Figueroa se estableció en Santafé en su propio taller; además, ocupó el cargo de alférez de milicias en Santafé de Bogotá. Puede considerársele como el iniciador del género del retrato en la Nueva Granada, el cual ejerció simultánea y conjuntamente con el de los temas religiosos. FUENTE: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/gaspar-de-figueroa
No
01 Óleo sobre tela
RESTREPO. Fernando. Los Figueroa: aproximación a su época y a su pintura. Bogotá: Villegas Editores, 1986.

Colección particular
Colombia
Bogotá
Colombia
Bogotá
Local

Santos
Santos Masculinos
Mártires hombres
Cristóbal
N/A

Obra de tema religioso en formato vertical, representada en tres planos. En el primero, un hombre de cuerpo entero, de pie, semiperfil derecho, mirada dirigida hacia el niño que lleva en sus hombros. Tiene el cabello corto, barba oscura, los ojos negros, las mejillas rosadas, los labios rojos y la frente amplia. Viste una túnica café oscura recogida tanto en la parte de los brazos, como a la altura de las piernas, lo que permite ver el doblez blanco de la prenda; asimismo, lleva un manto rojo que se entrecruza por su brazo derecho y espalda, y sus pies se encuentran descalzos. Con su mano derecha sustenta una especie de palma, mientras que la derecha está apoyada en su cadera. El niño está de cuerpo entero, sedante, semiperfil derecho, mirada dirigida hacia el hombre. Posee el cabello corto, los ojos negros, las mejillas rosadas, los labios rojos y la frente amplia; lleva puesto una túnica blanca con café y un manto rojo; igualmente, posee en su mano izquierda una esfera negra. En el segundo, al lado derecho, hay un hombre de pie cuerpo entero, semiperfil derecho, mirada dirigida hacia arriba. Tiene el cabello corto, barba blanca, ojos negros y frente amplia; viste un hábito café oscuro y sus pies están completamente descalzos. Su mano derecha se encuentra flexionada a la altura de la cintura, mientras la derecha se proyecta hacia arriba. Este personaje, asimismo, se encuentra rodeado por algunas rocas de gran tamaño. En el tercero, y ya como fondo de la composición, el cielo azul, amarillo y blanco respectivamente.
48 María Cristina Pérez

Río
Santo
Terrestre / paisaje
Retrato secular y religioso
Monjas y/o clérigos
Ninguna
Martirologio, santoral/Flos sanctorum
Niño Jesús
Orbe
Río
Edad: adulto
Escena: simple
Género masculino
Personaje colectivo
Personaje: contacto corporal
Personaje: desnudo parcial / total
Personajes: Sagrados
Presencia: niños


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
0862 anonimo sor ana mar%c3%83%c2%ada de san francisco y neve xviii mx copia 01 Posición: de Pie
4586 bernardo bitti virgen con ni%c3%83%c2%b1o xvi pe 07 Actitud: Alzar
67 ql2 06c xl faveo 10605 copia 67 QL2 XL Faveo (estoy a favor)- Humor, afecto, amor, protección.
N/A
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Cristóbal
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No

Un conjunto de leyendas tomó cuerpo en Asia Menor en torno a un cierto Cristóforos, que habría sido martirizado bajo Decio. Aparte de su nombre (el que lleva a Cristo) no se sabe nada concreto sobre este mártir, salvo que fue esencialmente venerado en Calcedonia a partir del siglo V. San Cristóbal habría predicado la palabra de Cristo en la ciudad de Samos en Licia con gran éxito, sin embargo, fue encarcelado durante la persecución de Decio por negarse a hacer sacrificios a los dioses. Le encarcelaron con dos cortesanas, a las que convierte durante su convivencia. Se ve sometido a suplicios tomados del fondo común de las leyendas hagiográficas: varas de hierro, parrilla, flechas que regresan a su punto de partida. En primer lugar, se le mando a azotar, poner sobre su cabeza un yelmo encendido y tenderle sobre un escaño de hierro, hecho a la medida de su cuerpo, y rociándole todo con aceite hirviendo; también poniendo fuego debajo para que poco a poco se asase y consumiese su cuerpo, para morir finalmente decapitado.