16016

Id:16016

Arcángel San Miguel como juez de almas
01 Anónimo,
Fecha:
Download

5.539446
-73.355713
5.539446
-73.355713

Arcángel San Miguel como juez de almas
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
Pintura mural
SD

Casa de Juan Vargas
Colombia
Tunja
Colombia
Tunja
Local

Ángeles
Coro Arcángeles
Miguel
Balanza
N/A

Representación de tema religioso en formato vertical. En primer lugar, se observa una figura masculina, cuerpo entero, de pie, semiperfil derecho, mirada dirigida hacia abajo. Posee un vestido largo, dos alas en su espalda y una aureola sobre su cabeza. Tiene el cabello corto, la frente amplia y los ojos negros. Su mano derecha flexionada hacia arriba sostiene una lanza; mientras que en la izquierda sustenta una pesa.
María Cristina Pérez

Bien/mal
Demonio
Juicio final
Túnica
Sin definir
Historia de vida de santos
Sin donante
Ninguna
Inspiración en Nuevo Testamento
Alas
Ángeles
Aureola
Balanza
Dragón
Lanza
Manto
Edad: adolescencia-Juventud
Escena: simple
Personaje individual
Personajes: Sagrados


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
0862 anonimo sor ana mar%c3%83%c2%ada de san francisco y neve xviii mx copia 01 Posición: de Pie
N/A
N/A
N/A
Arcángel Miguel
N/A
N/A
N/A
No

Según la tradición, San Miguel Arcángel fue considerado como príncipe de la Iglesia Católica, jefe de los arcángeles, el Ángel del arrepentimiento, de la justicia, de la misericordia y de la santificación. Al igual que defensor de los hombres y custodio de toda la Corte Celestial. Ostenta el título de “El más grande” de todos los ángeles, tanto para la religión cristina como para la judía y la musulmana. Originalmente fue adorado por los calderos quienes lo adoraban como si fuera un Dios. De allí vendría la inscripción “Quis sicut Deus” que aparece en varias de sus representaciones y que traduce “Quien como Dios”, que quiere decir Miguel. En la Iglesia Católica el culto a San Miguel empezó en la época del Papa Gregorio el Grande, hacia el año 509, como consecuencia de una peste de la que los libró el Arcángel. Una de sus principales apariciones fue datada por Pedro de Rivadeneira, en su libro Flos Sanctorum, en el monte de Gargana; lugar en donde fue edificado un templo en su nombre y celebrada su fiesta, entre el 19 y 20 de septiembre.