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La Resurección de Cristo
Zendejas, Miguel Jerónimo
Fecha: 1750-1800
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La Resurección de Cristo
Zendejas, Miguel Jerónimo
1745-1815
Se cree que nació hacia 1724 en Acatzingo. Hijo de Don Lorenzo de Zendejas, comerciante de artículos religiosos. Ingresa como aprendiz de Pablo Talavera, Gregorio de Lara Priego y fue primer oficial de José Joaquin Magín. Se dice que era un hombre ameno y culto, pero tenía un carácter bromista, que con frecuencia se refleja en detalles de sus pinturas, por ejemplo, en la pintura de Don Juan de Palafox, en la mano derecha se observan seis dedos. Muere hacia 1816 a los 92 años de edad. (Catálogo de Artistas Coloniales)
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www.flickr.com/photos/tachidin/with/14891516763/

Parroquia de San Juan Apóstol
Mexico
Acatzingo
Mexico
Acatzingo
Mexicana

Cristológico
Ciclo Pasión
Resurrección y glorificacion
Resurrección
N/A


Cristo
Desnudo
Flores
Naturaleza
Terrestre / paisaje
Historia Sagrada bíblica y apócrifa
Sin donante
Ninguna
Inspiración en Nuevo Testamento
Aureola
Sombrero
Túnica roja
Edad: adulto
Escena: compuesta
Género Masculino/femenino
Personaje colectivo
Personaje: contacto corporal
Personaje: desnudo parcial / total
Personajes: Sagrados


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

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Cristo
2016-04-18
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María Magdalena
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Muy pronto la tradición reunió en la persona de María Magdalena tres mujeres que eran nombradas en los Evangelios y que habían acompañado a Jesús en momentos distintos de su vida. En primer lugar, la pecadora anónima que, durante la comida en la casa de Simón el fariseo, inunda de perfumes los pies del señor y después los enjuaga con sus cabellos (Lc, 7, 36-50). En segundo lugar, María de Betania, hermana de Marta y de Lázaro, que recibe a Jesús en su casa y obtiene la resurrección de su hermano. En tercer lugar, María Magdalena curada por Jesús de los demonios que la atormentaban, presente durante la Crucifixión y el Entierro. Al final de la Edad Media y en la época moderna, los teólogos discutieron largamente para saber si en la Magdalena habían tres mujeres o una sola, pero la tradición siguió siendo más fuerte. En lugar de separarla, se le añadió incluso a veces ciertas tradiciones relativas a una cuarta: María Egipciana. Después de la Ascensión de Cristo, con Marta y Lázaro, María Magdalena habría llegado a Provenza, donde los tres habrían convertido a la fe cristiana a multitud de gentes. Después se habrían retirado del mundo para hacer penitencia, en la gruta de Santo Bálsamo, donde vive treinta años. Muere en Aix- en Provence donde los ángeles la han llevado a fin de que recibiera la última comunión. Más tarde sus reliquias se habrían trasladado a Borgoña. Esta historia de María Magdalena no tiene ningún fundamento bíblico ni histórico. Parece que lo forjaron en el siglo XI los monjes de Vézela para explicar y autentificar la presencia de sus reliquias en su iglesia. En la tradición cristina, María Magdalena es efectivamente y ante todo la imagen ejemplar de la pecadora arrepentida y santificada. A esto se debe que sea la patrona de las prostitutas. La Contrarreforma contribuyo a difundir aun más su culto, convirtiendo a María Magdalena en la personificación del sacramento de la penitencia.
Tomás Apóstol
2016-02-13
2016-02-13
2016-02-13
No

Tomás es mencionado por los todos los evangelistas (Mt 10, 3; Mc 3, 18; Lc 6, 15; Jn 11, 16; 20, 24; 21, 2; Hc 1,13). Su sobrenombre es Dídimo (en griego Didymos, “gemelo” en arameo). Pero no se sabe con completa certeza de quién era gemelo Tomás; sin embargo un texto apócrifo, los Hechos de Tomás, le señala como hermano gemelo de Jesús. A menudo a Tomás se le conoce como el incrédulo. Tal incredulidad de Tomás se manifiesta en dos ocasiones. En el primer episodio, Tomás se niega a creer en la Resurrección de Jesús. Cristo se le aparece entonces y le dice: “mira mis manos; acerca tu tumba y métela en mi costado. Y no seas incrédulo sino creyente” (Jn 20, 24-29). En el segundo, puramente de carácter legendario, el apóstol se niega a creer en la Asunción de María. Hace que abran su tumba y la encuentra llena de flores. La Asunta, desde lo alto del cielo, desanuda su cinturón y lo deja caer entre las manos de Tomás. Este cinturón representa aquí el papel del sudario encontrado por las Santas Mujeres en el sepulcro. Uno de los pasajes más celebres en los que es nombrado este santo, es aquel en el que acompaña a Pedro y a otros apóstoles a pescar; pasan todo la noche sin provecho alguno y en la mañana siguiente se les aparece el Señor, quien les pide que tiren de nuevo las redes encontrando gran cantidad de peces. Según la tradición, después de recibir al espíritu santo, Tomás predicó en Jerusalén y Judea; al igual que otros territorios: Oriente (encontró a los tres Reyes Magos), Medos, Persas, Húncavos y la India. Algunas leyendas informan de que Tomás habría sido martirizado en Mylapor, cerca de Madrás, después de haber evangelizado esta región. Su cuerpo habría sido trasladado a la Edesa en el 394.