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Arcángel San Miguel
01 Anónimo,
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-90.483398
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Arcángel San Miguel
01 Anónimo,
Autoría desconocida.
No
N/A
URRUELA DE QUEZADA, Ana María (ed.). The Treasure of La Merced: Art and History. Miami: Trade Litho, 1997.

Iglesia de la Merced
Guatemala
N/A
Guatemala
N/A
N/A

Ángeles
Coro Arcángeles
Miguel
Cruz - estandarte
N/A


Armadura
Cielo
Estandarte
Celeste
Retrato secular y religioso
Sin donante
Ninguna
Inspiración en Nuevo Testamento
Alas
Ángeles
Cruz
Estandarte con cruz
Joyas
Manto
Nimbo de luz
Pluma
Edad: adolescencia-Juventud
Escena: simple
Personaje individual
Personajes: Sagrados


La cultura barroca es gestual. El gesto complementaba la comunicación visual con gestos de oralidad, de modo que las pinturas “hablaban”. La siguiente información trata de reconstruir la cultura gestual quirológica y quironómica a partir de los tratados y de las frecuencias gestuales en la pintura colonial.

2587 anonimo hombre sanchez navarro s.xviii mx copia 00 Objetos en las manos
0862 anonimo sor ana mar%c3%83%c2%ada de san francisco y neve xviii mx copia 01 Posición: de Pie
52 qn1 12 9761 copia 52 QN1 12 Negabit - Acción de aborrecer, detestar, ahuyentar, rechazar
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Arcángel Miguel
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No

Según la tradición, San Miguel Arcángel fue considerado como príncipe de la Iglesia Católica, jefe de los arcángeles, el Ángel del arrepentimiento, de la justicia, de la misericordia y de la santificación. Al igual que defensor de los hombres y custodio de toda la Corte Celestial. Ostenta el título de “El más grande” de todos los ángeles, tanto para la religión cristina como para la judía y la musulmana. Originalmente fue adorado por los calderos quienes lo adoraban como si fuera un Dios. De allí vendría la inscripción “Quis sicut Deus” que aparece en varias de sus representaciones y que traduce “Quien como Dios”, que quiere decir Miguel. En la Iglesia Católica el culto a San Miguel empezó en la época del Papa Gregorio el Grande, hacia el año 509, como consecuencia de una peste de la que los libró el Arcángel. Una de sus principales apariciones fue datada por Pedro de Rivadeneira, en su libro Flos Sanctorum, en el monte de Gargana; lugar en donde fue edificado un templo en su nombre y celebrada su fiesta, entre el 19 y 20 de septiembre.